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Coches eléctricos en garajes: urge un protocolo eficiente para evitar tragedias

Coches eléctricos en garajes: urge un protocolo eficiente para evitar tragedias

Como administradores de fincas, nosotros tenemos la responsabilidad directa de velar por la seguridad de las comunidades de propietarios. Y por eso, hoy queremos levantar la voz sobre un riesgo que, aunque muchas estadísticas intenten minimizar, para nosotros es inasumible: el de los incendios de coches eléctricos en garajes comunitarios.

 

Es cierto que los datos oficiales señalan que los vehículos eléctricos arden mucho menos que los coches de combustión. Según datos de Suecia, solo el 0,004% del parque eléctrico sufrió incendios en 2022, frente al 0,08% de los vehículos de gasolina o diésel ENLACE 1. En Estados Unidos, por cada 100.000 vehículos vendidos, se produjeron 25 incendios en eléctricos frente a 1.530 en coches de gasolina ENLACE 2, ¡una diferencia abismal! Incluso Tesla señala que sus coches arden una vez cada 130 millones de millas recorridas, frente a la media estadounidense de una cada 18 millones de millas ENLACE 3.

Pero no nos engañemos: cuando un coche eléctrico arde, lo hace con una virulencia y peligrosidad que multiplica exponencialmente los riesgos para las personas y las cosas. Y ahí es donde nosotros, como administradores de fincas, debemos poner el foco.

 

¿Por qué es tan problemático? Porque los incendios en baterías de iones de litio no se parecen en nada a los de un coche de combustión. La batería entra en un proceso de embalamiento térmico: reacción en cadena, liberación de gases inflamables, temperaturas de más de 700 °C, llamaradas tipo cohete y explosiones de vapor ENLACE 4. Y lo más grave: aunque intentemos ahogar el fuego con agua, la batería genera su propio oxígeno interno y sigue ardiendo. Ejemplos como el incendio de un Tesla en EE.UU. en 2022, que necesitó ¡90.000 litros de agua! para apagarse ENLACE 5, deberían ser un toque de atención para todos.

 

En un incendio al aire libre, los bomberos pueden optar por dejar que el coche se consuma por completo, aislando la zona. Pero en un garaje comunitario, rodeado de vehículos, estructuras de hormigón, tuberías, instalaciones eléctricas y, sobre todo, viviendas encima, esto no es una opción. El incendio puede provocar daños irreparables a las personas y cuantiosos daños materiales, y las comunidades no tienen ni medios ni formación para enfrentarse a algo así.

 

Nos dirán que estamos exagerando, que no podemos comparar esto con un desastre nuclear. Pero la comparación es pertinente: las centrales nucleares son económicamente rentables y están diseñadas con altísimos estándares de seguridad, y aun así, por el riesgo que supone un fallo, hemos optado por su desmantelamiento en muchos países. Con los coches eléctricos deberíamos adoptar un enfoque preventivo similar: si no podemos garantizar una extinción rápida y eficiente en caso de incendio, es urgente que las autoridades competentes establezcan protocolos eficaces y adaptados.

 

No queremos demonizar ni a los fabricantes ni a la tecnología. Somos plenamente conscientes de que los eléctricos son una pieza clave en la lucha contra el cambio climático. Sabemos también que hay avances importantes: sistemas de gestión de batería (BMS), refrigeración avanzada, mejoras en el diseño de las celdas y nuevas químicas como las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), más estables y menos inflamables. Incluso los datos de aseguradoras como Mapfre señalan que el riesgo de incendio es menor en un eléctrico que en uno de combustión ENLACE 6.

 

Pero nada de eso cambia el hecho de que, cuando el fuego se desata, los bomberos siguen enfrentándose a un desafío técnico brutal. El incendio mortal en el garaje de Alcorcón, que costó la vida a dos bomberos, fue solo un ejemplo de las consecuencias fatales que puede tener este riesgo si no está correctamente gestionado ENLACE 7. Los propios profesionales del sector, como los sargentos de bomberos en Galicia, advierten que necesitamos formación especializada, agentes extintores específicos y protocolos renovados.

Por eso, como administradores de fincas, pedimos que las autoridades competentes pongan en marcha protocolos eficientes, claros y específicos para la extinción de incendios de coches eléctricos en garajes comunitarios. No estamos hablando de discriminar ni de bloquear el avance tecnológico; hablamos de proteger vidas humanas y patrimonios. Las aseguradoras no han incrementado las pólizas por riesgo de incendio en eléctricos, pero sabemos que los costes de un siniestro grave pueden ser devastadores para una comunidad.

Invitamos a las autoridades, a los fabricantes, a las asociaciones de consumidores y a los organismos reguladores a abordar este tema de frente. Necesitamos soluciones técnicas, formación para los cuerpos de emergencia, normativa clara y sobre todo, una revisión honesta de los riesgos en los espacios cerrados donde viven y aparcan cientos de familias ENLACE 8.

Hasta que podamos mirar a los vecinos a los ojos y asegurarles que, pase lo que pase, el incendio de un coche eléctrico no supondrá una catástrofe para sus vidas, creemos que debe primar el principio de precaución y la actuación responsable por parte de las autoridades.

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